viernes, 28 de noviembre de 2014

¿Quiénes somos?






  " EN LA FUNDACIÓN BENEDICTINA DE LA ESTRICTA OBSERVANCIA", SOMOS MONJES BENEDICTINOS TRADICIONALISTAS". Profesamos y nos adherimos a la fe católica tal como ha sido enseñada sistemáticamente desde Cristo. Con la muerte del Papa Pío XII y la convocación del Concilio Vaticano II, le ha sobrevenido una situación inaudita a la Iglesia, que amenaza su culto y doctrinas mismos. A fin de preservar la fe católica, el santo sacrificio de la misa y los sacramentos, redactamos la siguiente declaración con el propósito de definir claramente la posición objetiva que hemos tomado como MONJES Y SACERDOTES.

I. EL CONCILIO VATICANO II. Convocado por Juan XXIII para actualizar la Iglesia, este concilio (celebrado de 1962-1965) decretó e implementó enseñanzas que habían sido anteriormente condenadas por el infalible magisterio de la Iglesia. Dichas enseñanzas heréticas trataban principalmente las áreas de la libertad religiosa y el falso ecumenismo, censuradas ya por los siguientes papas:

• Gregorio XVI en Mirari Vos (1832);
• Pío IX en Quanta Cura y en el Sílabo de errores (1864);
• León XIII en Immortale Dei (1865) y en Libertas Humana (1888);
• Pío XI en Quas Primas (1925) y en Mortalium Animos (1928);
• Pío XII en Mystici Corporis (1943).
Por tanto, el Concilio Vaticano II ha de ser rechazado como conciliábulo, pues ha errado en su magisterio sobre la fe y la moral.

II. EL NOVUS ORDO MISSÆ. Después del Concilio Vaticano II, se establecieron varias comisiones para modernizar el sacrosanto sacrificio de la Misa y los tradicionales ritos sacramentales. La comisión encargada de modernizar la Misa incluyó teólogos protestantes reconocidos. En palabras del conocido cardenal Alfredo Ottaviani: “[El Novus Ordo Missæ] representa un alejamiento sorprendente de la teología católica de la Misa, tal como fue formulada en la sesión XXII del Concilio de Trento.” La consecuencia de esta actualización fue la redefinición de la Misa (que ahora se asemeja a la Última Cena de Lutero), la alteración de las oraciones del ofertorio — con lo cual se suprime el concepto de un sacrificio expiatorio — y la modificación sustancial de las palabras consagratorias (esto último sucede en las traducciones al vernáculo). Esta nueva misa, conocida con el nombre de Novus Ordo Missæ, contradice previas enseñanzas y decretos infalibles de la Iglesia católica:

• Quo Primum y De Defectibus del papa san Pío V;
• el decreto del Concilio de Trento sobre el santo sacrificio de la Misa (sesión XXII),
• Apostolicae Curae del Papa León XIII (1896),
• Mediator Dei del papa Pío XII (1947),
• Sacramentum Ordinis del papa Pío XII (1948).
Por tanto, cuando el Novus Ordo Missæ se ofrece con las palabras consagratorias alteradas, es una misa inválida; y en los demás casos, es de validez dudosa y siempre un claro peligro para la fe. Por todas estas razones, la participación activa en ella sería un pecado grave.

III. LOS NUEVOS RITOS SACRAMENTALES. De los nuevos ritos que el Vaticano II fabricó para los siete Sacramentos puede decirse lo mismo que del Novus Ordo Missæ: en la medida en que la materia, la forma y la intención de cada uno de ellos haya sido sustancialmente alterada, hasta ese grado debe cuestionarse su validez. La Iglesia católica siempre ha enseñado, sin duda, cuál es la materia, forma e intención apropiadas en la hechura de los Sacramentos.

Por tanto, donde se hayan empleado los nuevos ritos, los sacerdotes tradicionales deberán readministrar los sacramentos “Sub Conditione”, según lo requiera la situación.

IV. LA IGLESIA MODERNA DEL VATICANO II. Por sus cuatro marcas de unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad, la Iglesia católica se identifica con la verdadera Iglesia de Cristo. Mas como el Novus Ordo Missæ, los nuevos ritos sacramentales y las enseñanzas del Vaticano II constituyen un alejamiento manifiesto de las enseñanzas tradicionales de la Iglesia católica, debe concluirse que esta iglesia moderna, católica de nombre únicamente, no posee las primeras dos marcas de ser la verdadera: la unidad y la santidad. Su obvia desviación en los últimos CUARENTA Y CINCO años de lo que la Iglesia católica siempre ha sostenido lleva a una sola conclusión: se ha creado una nueva iglesia ecuménica que se encuentra en contradicción con la verdadera Iglesia católica.

V. LA JERARQUÍA MODERNA DEL VATICANO II. Considerando lo anterior, debe inferirse que la jerarquía moderna, habiendo aprobado e implementado los errores del Vaticano II, ya no representa a la Iglesia católica ni a su autoridad legal. Esto incluye a quienes han confirmado, aprobado, decretado e implementado las mencionadas enseñanzas heréticas, es decir, a Paulo VI (Montini), Juan Pablo II (Wojtyla), Benedicto XIV (Joseph Ratzinger) y Francisco I (Jorge mario Bergoglio); estos tres últimos, además, no sólo son sospechosos de herejía, sino que manifiestan pertinacia cuando convocan (y participan en) servicios religiosos ecuménicos con acatólicos y religiones no cristianas, cuando impone las herejías del Vaticano II y cuando promulgó - Juan Pablo II y lo afirma y sostienen los Anti Papas Benedicto XIV y Francisco I- un nuevo Código de Derecho Canónico tan perjudicial a la fe y la moral.

Por tanto, si el Primer Concilio Vaticano decretó infaliblemente: “Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia,” estas palabras son ratificadas por sus efectos, porque en la Sede Apostólica la religión católica siempre se ha preservado sin mácula [...] la Sede de San Pedro permanece siempre intacta de cualquier error, según la promesa divina de Nuestro Señor;” y Francisco I ha enseñado manifiesta herejía, promovido el ecumenismo y fomentado el culto entre las diferentes “Fes”; claramente no puede ser reconocido como sucesor de San Pedro en el primado.

VI. EL NUEVO CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO. Y para implementar las enseñanzas del Vaticano II, fue necesario que los modernistas cambiaran el Código de Derecho canónico de 1917, pues contradecía sus designios al reflejar la mente de la Iglesia en sus doctrinas y disciplinas pasadas. El nuevo código contiene un tópico muy perturbante para el católico informado: según la nueva ley de la iglesia moderna, los acatólicos pueden, en ciertas circunstancias, pedir los “sacramentos” a un sacerdote católico (sin tener que abjurar de sus creencias heréticas), y éstos pueden administrárselos. El Concilio de Florencia, así como el Código de Derecho canónico de 1917 (canon 731), estrictamente prohíben esto.

Por tanto, como las leyes universales de la Iglesia están protegidas por su infalibilidad, y no pueden imponer obligaciones opuestas a la fe y la moral, el Nuevo Código debe ser considerado como carente de toda fuerza legal; añádale que ha sido promulgado por los que ya no representan a la autoridad católica.

VII. EL CAMINO A SEGUIR DE LOS SACERDOTES CATÓLICOS. Debido a la situación inusual de la Iglesia católica y a la responsabilidad moral que tienen los fieles de recibir los sacramentos válidos, los sacerdotes tradicionales sin duda pueden y deben continuar su misión, santificando a los fieles a través del ofrecimiento del santo sacrificio de la Misa, la administración de los Sacramentos, y otras obras pastorales; pues la voluntad de la Iglesia es que la salvación de las almas sea la máxima ley. Asimismo, seguirán teniendo como guía al Código de Derecho canónico de 1917.

Cardenal Mons. Fr. Gustavo de Jesús. OSB.

¿QUÉ ES EL SEDEVACANTISMO?


ESTIMADO LECTOR:

   Por diversas razones habrás encontrado nuestra página. Tres situaciones pueden presentarse:

  • 1º.- Eres curioso y quieres saber de qué se trata;

  • 2º.- Eres un católico convencido no sedevacantista y sientes aversión hacia nuestra página y lo que pensamos (o eres curioso, y en ese caso regresamos al caso no. 1), o bien,

·          3º.- Eres sedevacantista.

   Es pues, sobre todo, a las dos primeras categorías que dirigimos este sencillo artículo que se propone en unas cuantas líneas, muy simple, exponer en lo que creemos.
   Intentaremos hacer todo de la manera más clara para una mejor comprensión. Esperamos lograr nuestro objetivo.



   Pensamos que podemos resumir todo en unos cuántos párrafos. A final de cuentas, no son los términos difíciles los que implican la Verdad, sino la realidad de las cosas tal y como son:
  
   Nuestra Madre, la Santa Iglesia Católica, Esposa Mística de Jesucristo, ha definido, a través de los últimos veinte siglos diferentes dogmas que son verdades que TODO CATÓLICO DEBE CREER. La Santísima Trinidad, la Inmaculada Concepción, forman parte de esos dogmas. Para todo católico, la Santísima Virgen María fue concebida sin la culpa del pecado original, etc.
   Al igual que estos dos, existe otro dogma -definido durante el Concilio Vaticano (Primero, obviamente)- que es la INFALIBILIDAD, es decir, la imposibilidad de que el Sumo Pontífice -el Papa- pueda ENSEÑAR (por lo tanto públicamente) el error, en cuanto a la Fe y la Moral. Hasta los papas que han vivido de la manera más relajada, han enseñado siempre la Verdad, sin alejarse del depósito de la Fe Revelada y transmitida por la Tradición.
   Es evidente para quien observe aunque sea un poco la actualidad, que la enseñanza del "magisterio" desde el conciliábulo "Vaticano II", se aleja y contradice la Tradición Vi milenaria de la Iglesia... Sí, sólo que la Verdad es inamovible (futuramente, un pequeño artículo filosófico sobre la verdad aparecerá en nuestro blog).
   Por lo tanto, puesto que la enseñanza de la Iglesia no puede cambiar, no queda otra solución que la de declarar que es imposible que un papa enseñe el error. Si enseña el error, no es papa.

   No preocuparse. Cada una de nuestras afirmaciones contendrá documentos que les permitan comprender de lo que hablamos. No se trata de hacer un artículo de apologética...sino de otra cosa:


                                                                                         

   No pocos conocerán ya el término sedevacantista, y para otros tantos parecerá algo extremo, impensable, ilógico. Pero lo grave del asunto es que muchos se empeñan en querer ver en quienes lo somos, a bichos raros, orgullosos, cismáticos...herejes. EL SEDEVACANTISMO NO ES NADA DE ESO.

   Ser sedevacantista significa ver en la actitud del actual "magisterio" de la Santa Iglesia, un alejamiento radical y contrario a la enseñanza de la Tradición de veinte siglos; contrariedad a una Verdad que no puede cambiar, ya que si Nuestro Señor Jesucristo que es Dios deja a su Santa Iglesia una verdad que se puede cambiar como cambiamos un calcetín, Él mismo se contradiría...y no podría ser Dios, Él que dijo "Yo soy el Camino, la VERDAD y la Vida", y en otro lado: "Yo he venido a DAR TESTIMONIO DE LA VERDAD".
   Por lo tanto ser sedevacantista significa creer absolutamente que el depósito de la Fe transmitida a la Iglesia no puede en ningún momento contradecir la Enseñanza de Cristo.

   Ser sedevacantista es AMAR A LA SANTA MADRE IGLESIA, esposa mística de Cristo, y creer firmemente que el soberano Pontífice, sucesor de San Pedro, ha recibido la asistencia del Espíritu Santo, que permite a nosotros, católicos, estar seguros de que su enseñanza es santificadora.

   Es ver en el Papa, a la Regla de Nuestra Fé, al pastor que Cristo nos ha dejado para guiarnos con paso firme hacia el Cielo, si nosotros participamos de la Vida Sacramental de la Iglesia.

   NO ES el ORGULLO lo que nos mueve sino el amor a Cristo y a la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Somos ultramontanos y defendemos a la persona del Sumo Pontífice.

   Es verdad, es necesario involucrarse de veras, y ver con ojos de Fe y Razón, sin sentimentalismos, la situación actual de la Iglesia. Pero, a condición de realizar este pequeño paso y de buscar con buena voluntad, creemos que todo católico es capaz de llegar a la conclusión nuestra: los "papas" del concilio no pueden ser los pastores legítimos del rebaño que Nuestro Señor confió a Su Iglesia.

   Cierto es que el sedevacantismo ha, desgraciadamente, sido ensuciado por diferentes posiciones sectarias que van demasiado lejos en sus razonamientos. Me ha tocado escuchar decir que "son extremos". Y es verdad, lo son porque van más allá del dogma católico que no nos pide hacer Cónclaves para elegir a un papa, ni ir buscando de profecía en profecía ni de revelación en revelación PRIVADAS aquella que más nos guste y se adapte a nuestras ideas preconcebidas.
   Pero no son ellos quienes deben representar, para los católicos, al sedevacantismo, sino aquellos que adhieren enteramente a la Revelación y a la Tradición católicas.
   Son, a nuestra manera de ver, la Tesis de Cassiciacum y muchos otros sedevacantistas como Mons., Samborn, McKena, etc., quienes defienden la Tradición milenaria de la Iglesia.

   No hay tampoco que ver en los sedevacantistas personas hostiles y violentas. Es verdad que muchas veces una gran parte de los escritos consisten en criticar acciones de congregaciones otras. No es con el afán de herir, lastimar o violentar, sino queriendo atacar el error, ahí en donde se puede atacar. No son calumnias. Una vez más lo repetimos: es la CARIDAD, que nos hace AMAR LA VERDAD, la que nos mueve a condenar el error, en la persona que sea. No criticamos al mentiroso, sino a la mentira.

   Esperamos que lean detalladamente las líneas que regularmente iremos completando en nuestra página. Aún cuando algo parezco confuso o duro, sepan que siempre es escrito con la intención de hacer amar aún más a Dios, Nuestro Señor y la Santa Iglesia.